ESCUELA DE REGENERACION
Las escuelas de regeneración han sido diversas a lo largo de la historia de la humanidad, expresándose cada una de una manera adecuada al contexto histórico del momento. Cada raza que puebla el planeta recibe al comenzar los misterios de la sabiduría divina de los dioses encarnados, para que en su evolución y devenir en el planeta tenga recuerdo de esta enseñanza mágica y divina en su memoria, sus tradiciones e historia. Así es como encontramos principios divinos, mitos y prácticas similares en distintos puntos del planeta aunque las formas religiosas y escuelas de regeneración que los trasmitieron desaparecieron con el tiempo.
Cuando la simiente de la presente raza Aria de raíz nórdica fue depositada en la meseta de Tibet comenzó su edad de oro, y los dioses que tomaron cuerpo físico en esa época volvieron a dejar los principios únicos y universales. La pureza del alma mantenía al hombre en comunión directa con lo divinal de manera natural y espontánea. Luego se estableció la civilización Hindú, la segunda subraza, que se ubicó en la India y todo el sur de Asia. Allí surgió una portentosa civilización espiritual, particularmente en los tiempos pre-Védicos, mas el brillo de la edad de oro comenzó a perderse.
La tercera subraza vio florecer asombrosos pueblos como el caldeo, babilonio y egipcio. Los egipcios conocieron profundamente los misterios iniciáticos, y tuvieron el privilegio de ser el hogar de Hermes Trismegisto, conocido en aquella tierra como el Dios Thot. En las regiones de los sumerios, acadios, babilonios y caldeos tambien existió una gran cultura mágica, paralela a la egipcia, que contenía en su trasfondo las enseñanzas esotéricas entregadas en las anteriores edades de la presente humanidad. El distanciamiento del hombre con su naturaleza espiritual continuó acentuándose, lo que impulsó prácticas oscurantistas como la hechicería.
Durante este período emergieron superhombres como Zoroastro en Persia y Buda en India.
La cuarta subraza dio lugar a las maravillosas civilizaciones griega y romana. La cultura griega logró su apogeo en el período clásico. Brotaron grandes corrientes filosofícas, que entre ellas cabe destacar la de Sócrates que enseñó que la verdad está esculpida en el alma del hombre, y solo se necesita de la reflexión conciente para reconocerla.
Los griegos se nutrieron de las enseñanzas de todos esos lugares, y vinieron a comprender que todas las culturas serpentinas y las grandes sabidurías del universo, se concentraron en un punto matemático que era el «conocimiento de sí». ―V.M. Lakhsmi Daimón
Celósamente guardados los misterios de Eleusis que ocultaban los misterios esotéricos de antaño se mantuvieron libres de alteraciones. Este culto centrado en Démeter y Perséfone se extendió al imperio romano, mas el énfasis en la vida política profundizó la desconexión del hombre con su naturaleza interior. La degeneración de los cultos religiosos hacia finales de la subraza contrastaba con el mensaje de Jesús el Cristo que venía a cumplir la ley. Nacido de una tribu esotérica, los Esenios, Jesús el Cristo fue instruido y preparado por grandes iniciados para restaurar los principios universales y presentar el camino hacia la auto-realización de una manera vívida.
La expansión del imperio romano a lo que antes era Alemania e Inglaterra dio lugar a la quinta subraza, marcada por el culto a la personalidad. Esta subraza es responsable por la primera y segunda guerra mundial. Paralelo a lo que sucedía en Europa, el cristianismo primitivo se desarrollaba con grandes guías como Clemente de Alejandría, Valentín, Carpócrates y Basílide, cada uno formando o expandiendo grupos gnósticos. Este fraccionamiento interno debilitó la organización que la llevó a la ruptura final, y los gnósticos primitivos fueron perseguidos. Las enseñanzas gnósticas se ocultaron y emergieron sociedades secretas como los Maniqueos. Más tarde surgieron los Cátaros, Templarios y Alquimistas medievales que dieron lugar a los Rosacruces y Masones.
La sexta, y actual subraza se formó en las Américas con la colonización española y las olas migratorias en Estados Unidos. Mezcla de todas las subrazas y demarcada por guerras y luchas, esta subraza ha sido escenario de fuertes convulsiones internas. Encontrándonos en la edad de hierro, hemos perdido casi por completo la conexión divina que otrora guiaba nuestra vida. No se busca dominar la naturaleza interior, sino que se proyectan los aspectos negativos en los semejantes, a quienes ahora hay que doblegar y eliminar para restaurar la paz que no se halla adentro.
Durante este período surgió la Sociedad Teosófica en Nueva York y años más tarde el Movimiento Gnóstico en Colombia a la cual pertenece nuestra institución. Impulsada por el V.M. Samael Aun Weor y restaurada por el V.M. Lakhsmi Daimón, la Gnosis eterna se presenta con las exigencias de la época, ofreciendo las técnicas para embarcarse en un camino directo, personal y transformador hacia el despertar de la conciencia.
Te advierto, quien quiera que fueres, Oh! Tu que deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo, aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tu ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los Dioses. ―inscripción en el Templo de Apolo, Delfos